lunes, 12 de octubre de 2020

EXCURSIONISTAS 1987/88


 
FALTAN POCOS DÍAS PARA QUE QUEDE TERMINADO EL SEGUNDO Y ÚLTIMO TOMO DE "EXCURSIONISTAS Y YO", que también se podrá leer y descargar en forma gratuita. Entretanto, uno por uno, un repaso de los capítulos del Tomo I. 

 Excursio...

La dirigencia acertó al hacer el esfuerzo de mantener casi a la totalidad de los jugadores de la temporada 1986/87. Asimismo, el Nene Gómez continuó al frente del plantel, que se reforzó con el concurso del talentoso Daniel Paz, un volante ofensivo (ex Atlanta y San Miguel)  que exitosamente cubrió la posición dejada vacante por José Vergara. Otros dos puestos que tuvieron variantes fueron el del arquero (Hugo Commidari, ex Berazategui, reemplazó a Seria, que regresó a All Boys) y el de volante/delantero por izquierda. Aquí, debido a la doble fractura de tibia y peroné sufrida por Amulet, Juan Musi (ex San Telmo) ocupó el lugar, si bien las funciones de ambos no eran iguales: «Chirola» jugaba más retrasado, colaborando con el mediocampo, en tanto Musi se mostraba como el clásico wing.   
También llegó Walter Domingo Cáceres, puntero derecho o izquierdo, que en su buen época, se había destacado en Defensores. «Mingo» participó bastante en el inicio, aunque no logró afianzarse como titular. Otros refuerzos, que actuaron poco en primera fueron Luciano Robledo y Claudio Godoy (Laferrere), Segundo Herrera (Paraguayo) y un defensor que varios años después, como técnico, no pasaría inadvertido: Néstor Rapa (Comunicaciones).
Otros jugadores pertencientes al club tuvieron un buen rodaje en el equipo principal: el arquero Chiesa, Daniel Acosta -hermano de Ricardo-, Claudio Gómez y Luis Marechal.    
De movida, el Verde confirmó sus pretensiones de ascender. Siempre procurando ser protagonista y con momentos de fútbol atildado, se anotó en la lucha por la punta. No obstante, dejó en el camino puntos claves que lo perjudicaron en la carrera por subir a la B. Después de una excelente primera rueda, a una derrota con el CADU como local en la última fecha, le siguieron otros cinco partidos sin triunfos, racha que lo apartó de la pulseada por el título. Cuando recuperó la memoria ya era tarde -salió campéon Central Córdoba- y sólo le alcanzó para llegar en muy buena forma al octogonal.
En cuartos de final, eliminó sin problemas a San Telmo. Pero se topó otra vez el CADU, que lo marginó en la semifinal, tras imponerse primero en cancha de Belgrano de Zárate y luego, un miércoles 25 de mayo, en la de Defensores de Belgrano. El CADU vencería a Cambaceres en la final, subiendo de categoría.
En junio surgió una chance extra, gracias a un cuadrangular ideado para cubrir una plaza más en la B Metropolitana. Pero en el cruce inicial, frente a Argentino de Rosario, el equipo de Gómez volvió a caer en ambos cotejos, primero en Newell’s, y a continuación, otra vez en Libertador y Comodoro Rivadavia. Los rosarinos, que estaban en la B, superaron en la final a Colegiales y mantuvieron la categoría.   

Y yo...

En casi todos los partidos de esta temporada jugados en Pampa y Miñones, estuve presente. Fue el primer campeonato además, al que también empecé a asistir en calidad de visitante: lo hice con Comunicaciones y Liniers, en cancha de Defensores de Belgrano.
Mi gusto por el fútbol, me motivó a seguir no sólo a Excursionistas, ya que (nunca dejando de lado el consentimiento familiar), empecé a concurrir a una nutrida variedad de partidos. Favorecido por mi condición de socio de Argentinos Júniors, si los Bichitos eran locales -usualmente en Ferro-  yo decía presente. Desde mis doce años, en 1984, habíamos comenzado a ir al Complejo Polideportivo Las Malvinas, pero nada más que con el objetivo de utilizar las instalaciones sociales. Ahora, ya más grande, vi con buenos ojos la posibilidad de aprovechar el carnet para observar en vivo a esos equipos de Primera A que hasta entonces veía exclusivamente por televisión en el legendario programa dominguero Fútbol de Primera, o en otras breves escenas televisivas.
Recuerdo haber ido también a ver el ascenso a partir de aquel 1987. Por ejemplo, un Colegiales-Cambaceres (en Atlanta) por el octogonal de Primera C, un Italiano-Lanús (en Platense) por el Nacional B, y un Atlanta-Merlo por la B Metro.
A algunos de estos encuentros concurrí con Darío Blaer y Diego Wengiel, dos amigos a los que conocí en la comunidad judía Benei Tikvá, en cuyo patio descubierto solíamos disputar intensas contiendas futboleras antes de ingresar a las reuniones juveniles de los sábados.
De Italiano-Lanús guardo una anécdota: por no querer pagar la entrada (o no tener el dinero, eso no lo recuerdo) miramos la mayor parte del match desde un pequeño y tradicional espacio situado junto a las vías del ferrocarril, detrás del estadio de Vicente López. La visibilidad desde ese punto era prácticamente nula, al menos yo, no vi casi nada. Cuando en el transcurso del segundo tiempo abrieron las puertas, nos instalamos en la tribuna lateral local.
A pesar de que el fútbol era a esa altura una pasión en su totalidad, tenía claro que mi equipo era Excursionistas. Aunque si me preguntaba por mis preferencias una persona no muy entendida en el ascenso, para no perder el tiempo en explicarle acerca de la institución, la divisional en la que militaba, etc, decía que era hincha de Boca, cosa que si bien no era mentira tampoco se ajustaba a la entera realidad.

Un dato de color

La maratónica actuación de Excursionistas en 1987/88 estuvo compuesta por 44 partidos, incluyendo fase regular (38), octogonal (4) y el cuadrangular llamado Permanencia (2). Carlos Machín estuvo presente en todos, seguido por Eduardo Oriente, con 41. Lo más notable es que Machín venía también de jugar los  40 partidos de la temporada anterior, por lo que hilvanó una asombrosa serie de 84 presencias consecutivas al cabo de la temporada 1987/88. A continuación, jugó aún más partidos de 1988/89, completando una impresionante cifra: 112 presencias al hilo.
Formado en el semillero albiverde, debutó en primera en 1984, a los 18 años. Cuando concluyó la temporada 1991/92 se alejó y actuó en Primera B con la casaca de Luján, para después volver a la C, y defender los colores de Alem, Deportivo Merlo y Argentino de Merlo. En los tres últimos destinos, le tocó enfrentar a su primer club, el CAE, al cual regresaría para retirarse en 1998/99. En total, el histórico zaguero central representó al Verde en 255 partidos, señaló 26 goles (su especialidad eran los penales y tiros libres) y lo expulsaron solo una vez, contra Colegiales, en 1991/92.

Y una anécdota personal

Si la temporada anterior tuvo su importancia desde la perspectiva personal, porque fui por primera vez a la cancha solo, el certamen 1987/88 la tuvo, a raíz de que «debuté» fuera de Pampa y Miñones. El acontecimiento ocurrió el 19 de septiembre de 1987, día en que Excursio visitó a Comunicaciones, por la décima fecha. El equipo estaba haciendo una muy buena campaña. Nada más había perdido con Dock Sud, en agosto, y se perfilaba como uno de los candidatos fuertes al ascenso. En los días previos, le pedí la autorización -trámite imprescindible- a mi papá, quien aceptó sin que tuviera que insistir demasiado. La cercanía del estadio había sido un factor clave para conseguir el permiso, en principio, otorgado únicamente dentro del radio capitalino.
Aquel sábado, por lo tanto, fue otra jornada de altas emociones. En ese entonces tenía un amigo, Alejandro Man, que vivía en Parque Chas. No era hincha de Excursionistas -sí de Racing- pero le encantaba el fútbol y acordamos ir juntos a Agronomía. Lo pasé a buscar por su casa, nos tomamos el 80 y minutos más tarde, descendimos en Avenida Beiró y la barrera del Ferrocarril Urquiza. Caminamos unos metros junto a las vías, sacamos las entradas y nos ubicamos en la popular visitante. Allí, disfruté de un mundo diferente. El hecho de reconocer a los mismos simpatizantes del Verde, pero en un ámbito que no era el Bajo Belgrano, resultó una experiencia extraña, aunque placentera. Alentar al equipo con otro plano de fondo le dio un sabor especial a aquella incursión en territorio desconocido hasta esa oportunidad.   
Un hecho que me sorprendió, y no gratamente, fueron los agravios que recibió Eduardo Heinrich, quien jugaba para los Carteros después de haber estado en Excursio en 1982 y 1983. Su compañero de zaga en Comu era otro ex albiverde, Roberto Batalla. El Polaco había sido uno de los jugadores que yo más admiré en mis primeros partidos. Con el paso del tiempo, esa tirantez surgida tras su ida del cub se diluyó, tanto es así que el rubio zaguero sería  invitado a participar del encuentro de los 90 años del CAE, en febrero de 2000. En cuanto a lo personal, mucho más adelante también logré entablar una afectuosa relación con Heinrich, con quien me cruzaba en la pileta del club Chacarita. Vecino del barrio e hincha del Funebrero -en sus divisiones inferiores dio los primeros pasos futbolísticos- el Polaco iba a nadar al complejo de la calle Teodoro García, y allí solíamos charlar tanto de la actualidad del fútbol, como de sus épocas de jugador.
Volviendo al partido con Comu, el Verde lo ganó 1 a 0 con gol de Milano en el segundo tiempo. Y mi alegría, dos días antes de la primavera del ‘87, fue completa.    



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