sábado, 26 de diciembre de 2020

EXCURSIONISTAS 2005/2006


  Este es sólo uno de los 40 capítulos de "Excursionistas y yo".  El libro completo podés leerlo y descargarlo gratuitamente con sólo clickear sobre la tapa, arriba y a la derecha de este blog.

Excursio...

Con Francisco "Pepi" Berscé como flamante entrenador (Cisneros se marchó a Armenio, en la B Metro) el plantel tuvo la baja de varios jugadores, mientras que más allá de los surgidos en el club, quedaron sólo Gaczynsky, Orsi, Da Ponte y Rojas. Asimismo, estamparon la firma Acciaresi (San Miguel), Gerry (Ituzaingó), Raúl López (Acassuso), Luzzi (Lamadrid), Urquiza y Trigueros (J. J. Urquiza), y el arquero Arzamendia (Ituzaingó). Ingenthrón se reintegró luego de su préstamo en Armenio y en cuanto a las incorporaciones de mitad de temporada, se sumaron Manuel Ledesma (Colegiales), Hertel (Laferrere), Giannunzio (Juventud Unida de San Luis) y el celebrado regreso de Della Marchesina (procedente del fútbol venezolano).
Un esquema novedoso caracterizó a este campeonato. En primer lugar, los veinte competidores se midieron todos contra todos, pero en una sola rueda. Esto derivó en que la próxima instancia fuera de dos zonas (par e impar). Si un mismo equipo ganaba la primera fase y luego su zona, ascendía en forma directa. Esto mismo fue lo que aconteció con Deportivo Merlo.
Excursionistas terminó noveno en la rueda inicial y mejoró mucho su rendimiento a continuación, pero junto con Dálmine, quedó dos puntos por debajo de Merlo en la zona impar y debió conformarse con ir al reducido, cuyo ganador competiría en la Promoción con un adversario de la B.
Con un juego muy efectivo, el elenco de Berscé -que venía de dirigir las inferiores de Verde y estaba haciendo su primera experiencia con un plantel superior- confirmó su gran rendimiento en el tramo posterior del campeonato y fue escalando posiciones, hasta llegar, precisamente, al objetivo de la Promoción. En el camino quedaron, cronológicamente, Sacachispas, Luján y Argentino de Rosario, al que Excursio despachó con un 2-0 en el Bajo y un contundente 4-0 en el Gigante de Arroyito.
Cambaceres fue el rival que le tocó para definir el ascenso/ permanencia. En Pampa y Miñones ganó 1 a 0 con gol de Gerry. Pero en Ensenada no pudo. El partido lo ganaba 3-1 el local -al que un triunfo por un gol le bastaba para seguir en la B- cuando una invasión del público dueño de casa, obligó al árbitro Azpiolea a suspender las acciones. El Tribunal de Disciplina no se expidió de inmediato y cuando lo hizo, resolvió que el cotejo continuara. Los 5 minutos se completaron el 15 de julio de 2006, cuando la primera parte, se había jugado el 3 de junio.

Y yo...

Mi labor en el predio de los árbitros se prolongó por varios meses. Una ve z terminada la temporada, los jugadores siguieron su derrotero por diversos rumbos y el campeonato quedó disuelto.
 Tuve entonces la oportunidad de volver a Pampa y Miñones. Pero no lo hice. ¿Por qué? Complicado es dilucidar después de más de quince años, las sensaciones y pensamientos que mi mente elaboraba por aquellos días. Estoy casi seguro de que al principio, tuve la idea de que el  alejamiento sería corto, que duraría unos pocos partidos. Después fueron transcurriendo las fechas, las semanas, los meses, un campeonato completo.
Contrariando los pronósticos optimistas, llegó el 2005/2006 y tampoco tuve ganas de volver. Un leve ‘tira y afloja’ sí persitía en mi interior pero siempre resultaba clara ganadora la propuesta de no innovar. O sea, de seguir sin ir al club.
La persona más extrañada por esto que me estaba sucediendo, era yo mismo. No había día que mis ideas no sobrevolaran nuevamente el mismo tema. Mi decisión, no obstante, estaba firme. En ese momento ignoraba por cuánto tiempo más se extendería, pero el plazo terminaría siendo superior al que imaginaba.
A la distacia, entiendo que la indiferencia solamente era presencial, porque si bien no asistía a la cancha, a todo aquel que me preguntaba por mis colores, seguía haciéndole notar mi condición de hincha albiverde. Jamás, a pesar de todo, dije: «No soy más de Excursionistas».
A todo esto, iba camino a  mi primer año de convivencia con Romina, mi novia a partir de octubre de 1996. Habíamos sufrido un par de distanciamientos en medio de la relación, si bien la última reanudación del noviazgo, precedió a la unión de la pareja bajo un mismo techo, en el departamento de Colegiales que fuera propiedad de mis abuelos maternos.

Un dato de color

La invasión de campo de parte del público de Cambaceres hizo que la segunda final por la Promoción se suspendiera a falta de 5 minutos. La AFA ordenó la prosecución del partido a puertas cerradas. Un grupo de socios de Excursio presentó una medida cautelar, que fue rechazada. El club reclamaba que se le diera por ganado el cotejo que perdía 3 a 1, aunque ni el Tribunal de Disciplina ni la Justicia lo avalaron. Así las cosas, se presentó en Ensenada con un conjunto netamente juvenil, dirigido por Daniel Marinelli -entrenador de la séptima división-  y elementos que hacían su estreno absoluto en la primera. El equipo, que para subir a la B tenía la complicada misión de hacer dos goles en un brevísimo lapso, alistó a estos nueve chicos (habían sido expulsado en el cotejo original Acciaresi y Giannunzio): Leandro Moral (categoría '88), Julián Villanueva ('87), Yamil Cúccaro ('88), Matías Angeleri ('89), Manuel García Olmos ('87), Lucas Bertellotti ('88), Diego Jaime ('86), Sebastián Alderete ('90) y Santiago Dorato ('87).
 En el banco estuvieron Javier Juárez ('90), Alan Martín ('90), Jonathan Acosta ('88) y Agustín Piemonte ('87).
La mayoría de estos juveniles, debutó más adelante en primera, en condiciones "normales". No lo hicieron los arqueros Moral y Juárez, Angeleri, Alderete, Martín y Piemonte.
Jonathan Acosta no llegó a la primera del CAE. Pero sí actuó, por ejemplo, en Racing y Talleres de Córdoba, y en diversos países del mundo, como el lejano Hong Kong.

Y una anécdota personal

El sábado 10 de diciembre de 2005, tras sufrir una indisposición cardiaca, fallecía Guillermo Belisario Black, ex presidente del CAE, entre 1982 y 1984, y editor de la revista "Excursio Una Voz de Belgrano" entre 1978 y 1984. Fue una noticia inesperada, que causó una gran tristeza en el seno de la familia albiverde.
Ese día no jugó Excursionistas, que empataría 1 a 1 dos días más tarde, el lunes 12, ante San Miguel, en Los Polvorines. Pero sí hubo transmisión partidaria. Era el programa radial que comandaba Leo Gentili y que semanalmente se emitía hubiera o no partidos del Verde. En la audición dieron la información aquella tarde y pude escucharla mientras andaba en bicicleta por las calles de mi barrio, Colegiales. Se informó, además, el sitio donde iba a ser velado: un local de la Avenida Forest, en Chacarita. Todavía conmocionado por lo que acababa de oír, tomé la decisión de dirigirme hacia la casa velatoria. Llegué minutos después, casi en simultáneo a sus familiares más íntimos. Saludé, permanecí en la sala por unos momentos y seguí mi camino.
Guillermo  tenía 59 años cuando falleció. Todavía estaba fresca la experiencia del proyecto que habíamos encarado juntos a principios de 2004, y que se cristalizó mediante la aparición de cuatro números de la revista "Soy de Excursio". Pero mis recuerdos se remontan mucho más atrás. A mis primeras lecturas del órgano partidario que él mismo había creado. A la adquisición de los tres tomos de color verde botella, conteniendo la colección de "…Una Voz…" desde 1978 hasta 1983. Al día en que tuve el gusto de conocerlo personalmente, oportunidad en que lo entrevisté para el libro "Excursio una historia de amor y aguante". Hicimos el reportaje en su departamento de la calle Crámer, en el límite entre Palermo y Colegiales.
Durante la conversación se enteró de que yo dirigía la revista mensual "Esto es El Ascenso". Esto lo sorprendió, porque ellos la compraban. Enseguida vino su hijo Lucas -que por entonces tendría unos quince años-, muy contento, trayendo una pila de esas revistas. Antes de la despedida, Guillermo fue a buscar algo y volvió con un voluminoso paquete que apoyó sobre la mesa. Era gran parte del archivo fotográfico de "Excursio Una Voz de Belgrano". Lo puso a mi disposición, diciéndome que eligiera las fotos que quisiera y me quedara con ellas. Dejé su casa, sumamente agradecido y complacido.
Él ya iba a la cancha muy poco, por eso, prácticamente no nos cruzamos en los partidos. En cambio, luego de aquel primer día en su hogar, tuve el placer de verlo unas cuantas veces más, a menudo, en encuentros programados por un amigo en común, Daniel Viviani. Y fue precisamente en el cumpleaños número 50 de Daniel -lo celebró un sábado por la noche en su vivienda de Villa Urquiza- que Guillermo me propuso reunirnos para armar el proyecto de una nueva publicación. Por lo tanto, a la salida del festejo, nos sentamos a una de las mesas del desaparecido bar de Crámer y Congreso, y delineamos lo que sería la revista partidaria de febrero de 2004. Días más tarde, fuimos juntos a una imprenta de la Avenida de Mayo, concretando formalmente la iniciativa.
Por si hiciera falta aclararlo, en lo personal, después de todo lo que leí y admiré su obra periodística, fue todo un honor haber compartido este proyecto con el doctor Black. 

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