viernes, 28 de octubre de 2022

PERMÍTANME ESTA REFLEXIÓN


DOS POSTURAS EXTREMAS

El hijo del vecino (*) estaba desorientado. A veces escuchaba frases como esta: “Dios es amor”. A veces, oía dichos de este tipo: “Portate bien o Dios te va a castigar”. ¿Cuál era la correcta? Las primeras palabras, daban a entender que como el Señor ama a las personas, hay vía libre para hacer cualquier cosa, total, Dios es amor y quiere que seamos felices. El otro punto de vista es totalmente opuesto y lleva a pensar que hay que cuidarse mucho porque en cualquier momento podemos sufrir las consecuencias de la desobediencia.

Ambas posturas están presentes en nuestra sociedad. Vistas desde estas perspectivas, pareciera que se refieren a creencias diferentes. Sin embargo, aunque resulte increíble, parten del mismo origen. El problema, es que llevadas al extremo, sobreviene una sensación de que una postura excluye a la otra. Y no: Dios es amor y es justicia. Nos ama y anhela que lo reconozcamos en todos nuestros caminos. Nos da oportunidad tras oportunidad, con el propósito de que no equivoquemos el rumbo. Pero además nos da libre albedrío, es decir, permite que tomemos nuestras propias decisiones. Y cuando persistimos en el pecado, allí sí, no tiene otra alternativa que ejercer Su poder y autoridad para hacer justicia.

Pero hay mucho más: ese inmenso amor lo condujo a solucionar el problema de nuestra falta de justicia. Lo hizo entregando a su propio hijo a la muerte en el madero. Yeshúa (Jesús), siendo el único justo, fue castigado en reemplazo de todos nosotros. Su muerte propició que pudiéramos eludir la condenación eterna que nos esperaba debido a nuestra condición de pecadores irremediables. Gracias a Él todos nosotros somos justificados. Aunque para tomar o para desechar este regalo que Dios nos da, también tenemos libre albedrío. Si en lugar de aceptarlo lo ignoramos, estaremos rechazando la posibilidad de conquistar una vida en abundancia en la tierra y una eternidad a Su lado una vez que partamos de este mundo.

Dice la Biblia: El que va tras la justicia y el amor halla vida, prosperidad y honra. Proverbios 21:21.

(*) El “hijo de vecino” podrías ser vos, yo, o cualquier hijo de vecino.

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