viernes, 17 de marzo de 2023

PERMÍTANME ESTA REFLEXIÓN

¿HAY ALGO IMPOSIBLE?

Los milagros son hechos que no tienen explicación. Pasan, aunque la ciencia no es capaz de decir el motivo. Por eso, los que necesitan sí o sí la comprobación científica para todo, afirman que los milagros no existen. En cambio, las Escrituras nos enseñan algo totalmente diferente. Allí, los milagros se suceden continuamente, porque proceden del Creador del Universo, que como tal, no precisa atarse a ningún método racional para hacer y deshacer lo que considere conveniente. Las Escrituras narran sucesos asombrosos desde la perspectiva humana, por ejemplo, que un animal haya hablado o que un hacha haya flotado en el agua. Pero Dios es el que puso en marcha las leyes de la naturaleza, por lo tanto, también puede no utilizar las leyes que creó, apenas se lo proponga.

Yeshúa (Jesús) realizó una inmensa cantidad de milagros cuando estuvo físicamente en este mundo. Comenzó por convertir agua en vino, siguió multiplicando panes, sanando enfermos incurables y hasta le devolvió la vida a gente que había muerto. Él ya no está en la tierra, pero desde el sitio celestial en el cual opera, es capaz de continuar obrando a través de este tipo de fenómenos que para nosotros carecen de demostración racional.  

Aunque no entendamos ciertas cosas, no dejemos de creer en ellas. No dejemos al Señor afuera de nuestras vidas sólo porque no podemos verlo ni tocarlo. Dios anhela que confiemos en Él, nos invita a no rechazarlo. Hoy todavía estamos a tiempo de aceptar esa invitación… Mañana, puede ser tarde.

Un sustento bíblico:

Yo soy el Señor, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para mí? Jeremías 32:27.



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