¿HAY ALGO IMPOSIBLE?
Los milagros son hechos
que no tienen explicación. Pasan, aunque la ciencia no es capaz de decir el
motivo. Por eso, los que necesitan sí o sí la comprobación científica para todo,
afirman que los milagros no existen. En cambio, las Escrituras nos enseñan algo
totalmente diferente. Allí, los milagros se suceden continuamente, porque
proceden del Creador del Universo, que como tal, no precisa atarse a ningún
método racional para hacer y deshacer lo que considere conveniente. Las
Escrituras narran sucesos asombrosos desde la perspectiva humana, por ejemplo,
que un animal haya hablado o que un hacha haya flotado en el agua. Pero Dios es
el que puso en marcha las leyes de la naturaleza, por lo tanto, también puede
no utilizar las leyes que creó, apenas se lo proponga.
Yeshúa (Jesús) realizó
una inmensa cantidad de milagros cuando estuvo físicamente en este mundo.
Comenzó por convertir agua en vino, siguió multiplicando panes, sanando
enfermos incurables y hasta le devolvió la vida a gente que había muerto. Él ya
no está en la tierra, pero desde el sitio celestial en el cual opera, es capaz
de continuar obrando a través de este tipo de fenómenos que para nosotros
carecen de demostración racional.
Aunque no entendamos
ciertas cosas, no dejemos de creer en ellas. No dejemos al Señor afuera de
nuestras vidas sólo porque no podemos verlo ni tocarlo. Dios anhela que
confiemos en Él, nos invita a no rechazarlo. Hoy todavía estamos a tiempo de
aceptar esa invitación… Mañana, puede ser tarde.
Un sustento bíblico:
Yo soy el Señor, Dios
de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para mí? Jeremías 32:27.
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