viernes, 16 de septiembre de 2022

PERMÍTANME ESTA REFLEXIÓN

LO QUE NOS FALTA Y LO QUE TENEMOS

Está claro que es muy difícil, o directamente imposible, tener todo lo que uno quiere. Ni en el aspecto material, ni en temas como la salud, el afecto e incluso lo espiritual. A menudo, habrá algo que creemos que nos está faltando. Y también se da, que eso que nos falta, no deja que disfrutemos de lo que sí tenemos.

Recién cuando perdemos algo que sí era nuestro, empezamos a valorarlo. Si en casa se corta la luz, el agua o el gas, nos damos cuenta de los problemas que esto provoca. Pero mientras todo funciona bien, rara vez se nos ocurre pensar: Qué bueno que puedo disfrutar de esto.

Lo mismo sucede con muchísimas cosas. Por alguna razón, al ser humano lo domina una tendencia a vivir disconforme, poniendo el foco en el medio vaso vacío y no en el lleno. Una hermosa frase dice: No tengo todo lo que quiero pero quiero todo lo que tengo. ¿Qué tal si intentáramos aplicarla? Nos permitiría afrontar cada día con mayor alegría.

Y por sobre todas las cosas, debemos recordar que lo máximo a lo que podemos aspirar en nuestro paso por este mundo sí lo tenemos. Se llama Yeshúa (Jesús) y está junto a nosotros, esperando que nos acerquemos para tendernos Su socorro desinteresado. Un socorro siempre disponible, y fundamentado en el infinito amor de Dios, que llega junto con promesas de bendición y vida eterna para quienes no rechacen la obra salvadora que más de dos mil años atrás, se cumplió conforme a lo establecido en las Escrituras.

Un sustento bíblico:

Aun en la vejez, cuando ya peinen canas, yo seré el mismo, yo los sostendré. Yo los hice, y cuidaré de ustedes; los sostendré y los libraré. Isaías 46:4.



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