viernes, 15 de julio de 2022

PERMÍTANME ESTA REFLEXIÓN

¿ORGULLOSOS DEL ORGULLO?

Una mujer de unos 30 años, cruzó la calle con luz prohibida, mientras hablaba por teléfono. Un taxista,  desde su auto le reprochó la actitud. Sin cortar la comunicación, instantáneamente, la mujer le lanzó un grueso insulto El conductor no respondió y cada uno siguió su camino

Escenas como esta se repiten constantemente. Son cosas de todos los días. Tanto, que nos resultan normales y hasta nos podrían provocar risa. La sociedad ya ha naturalizado la transgresión y el maltrato entre la gente. Pero hay algo más grave todavía: el orgullo. Para esta palabra existe más de un significado. En este caso, no tiene que ver con estar orgullosos porque sacamos una buena nota en la escuela o porque en nuestro trabajo recibimos un ascenso. El orgullo, aquí, es lo que equivale a no dar el brazo a torcer.  A no poder reconocer que estamos equivocados,  a aferrarnos a nuestras opiniones obstinadamente, aún cuando pensándolo bien, sabemos que no tenemos razón. Pero con tal de no admitirlo, somos capaces de seguir nuestro camino sin bajarnos del caballo. Esto, por más que parezca muy básico, es lo que puede llevar a la ruina a una familia, a la sociedad y al mundo.

Dios tiene mucho para decirnos sobre esta cuestión: El orgulloso termina en la vergüenza, y el humilde llega a ser sabio, indican las Escrituras (Proverbios 11:2). Es que el Señor repudia el orgullo y lo contrasta con la humildad. El mismo libro de Proverbios lo amplía: El altivo será humillado, pero el humilde será enaltecido(Proverbios 29:23). Y también: Al fracaso lo precede la soberbia humana; a los honores los precede la humildad(Proverbios 18:12).

Somos humanos y podemos estar equivocados en miles de cosas. Incluso, en nuestra relación con Dios. Pero Él nos conoce a fondo, nos perdona y nos bendice, si tenemos la humildad de reconocerlo y encauzarnos en el camino. No perdamos más tiempo y hagámoslo hoy mismo, que Él nos está esperando.

Un sustento bíblico:

Humíllense delante del Señor, y Él los exaltará. Santiago 4:10.



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