viernes, 26 de marzo de 2021

EXCURSIONISTAS 2019/2020

Este es sólo uno de los 40 capítulos de "Excursionistas y yo". El libro completo podés leerlo y descargarlo gratuitamente con sólo clickear sobre la tapa, a la derecha de este blog. Foto: Adrián Bollici.   

 Excursio...

Dos modificaciones de importancia tuvo el reglamento. La Primera C volvió a tener un formato de Apertura y Clausura, ya utilizado en temporadas anteriores. Por otra parte, se produjo la anulación de los promedios, un hecho trascendente, ya que este sistema para definir los descensos se venía utilizando desde la década del 80.  
La desazón que sobrevino por la derrota ante San Carlos en la final del octogonal del 30 de junio, no se convirtió en un escollo para la continuidad de Gabriel Manzini. El Hueso, iniciando su segunda temporada en el club, tuvo en su plantel estas bajas: Arias, Farías, Guzmán, Iriarte, Krieger, Molina, Montero, Reynoso y Semería.  
Entretanto, los fichajes para la presente temporada fueron: Guaricuyu (Atlas), Gustavo Fernández (Talleres), Chacón (Sansinea de General Cerri, Provincia de Buenos Aires), Salazar (San Martín de Formosa), Troxler (Dock Sud), Stupiski (Central Córdoba), los arqueros Peralta Salinas (Almirante Brown) y Nadal (Liverpool de Uruguay), y el regreso de Leonardo "Cachete" Ruiz, quien luego de su exitosa etapa en el Bajo Belgrano, había pasado por Italiano y Midland.
Para la segunda rueda se producirían las bajas de Peralta Salinas y Chacón, y la llegada de otros tres refuerzos: Arias (volvió luego de jugar en Argentino de Quilmes), Ricardo Segundo (Deportivo Español) y Maitini (San Lorenzo de Villa Castells, La Plata). Además, se reincorporó Nerón Iriarte (el arquero estuvo unos meses inactivo).
El equipo no tuvo un comienzo alentador aunque la campaña tampoco fue mala en un principio. De sus ocho primeros partidos, ganó cuatro, empató dos y perdió dos.  Sin embargo, en sus siguientes diez encuentros, sólo obtuvo un punto (con Central Córdoba, 2-2 en Rosario). Una fecha antes de este viaje, Manzini dejó su puesto tras un 2-4 en el Bajo con Berazategui.
Durante cuatro cotejos el Verde fue dirigido por el DT de tercera, Cristian Kolisek, que obtuvo el mencionado empate y luego, otras tres derrotas. Se produjo entonces el regreso de Guillermo Szeszurak al banco albiverde. El Búfalo perdió en su presentación, 2-0 con San Martín en Burzaco, lo que coincidió con el final del Apertura. El equipo terminó en la anteúltima posición, con 15 unidades, mientras El Porvenir, el último, sacó 8.  En el extremo opuesto de la tabla, Cañuelas se consagraba campeón del Apertura, con 39 puntos.
Para el Clausura, Excursionistas cambió radicalmente su imagen. Se llevaba disputada poco menos de la mitad del certamen, cuando éste fue suspendido por la pandemia del Covid-19. El Verde -con ocho partidos jugados y 16 puntos- había quedado como único escolta del Deportivo Merlo, que sumó 20 puntos, pero en nueve partidos.
La AFA determinó la anulación de los descensos en todas las categorías, pero no todavía, cómo se definirán los ascensos. Hasta antes de la suspensión, el reglamento indicaba una final entre ganadores de Apertura y Clausura para consagrar el campeón, y un reducido entre los ocho mejores de la general, para definir el segundo ascendido. Pero todo quedo en suspenso, hasta nuevo aviso.

Y yo...

El martes 16 de marzo, mientras merendábamos en casa, celebrábamos el triunfo de Excursionistas ante Alem, jugado a puertas cerradas -a causa de una pandemia del Coronavirus que avanzaba- en Pampa y Miñones. Aquella tarde disfruté de las imágenes emitidas en Youtube por Una Mirada Albiverde y por supuesto, del triunfo del equipo del Búfalo, sin saber que sería el último partido en muchísimo tiempo. Mientras escribo estas líneas, exactamente siente meses después, el fútbol oficial todavía no ha vuelto (sí los entrenamientos) y la incertidumbre continúa en diversos frentes, ya sea en lo deportivo, como en lo que respecta a la realidad mundial.
Desde la perspectiva personal, la cuarentena generó un cúmulo de modificaciones en rutinas familiares y laborales. Por ejemplo, el lanzamiento de una revista quincenal online, llamada, precisamente, Cuarentena, cuyo lema es: "Si nació por necesidad, que crezca por pasión". La reconversión con la que tanta gente debió experimentar en este lapso, también me tocó a mí. Si bien no es una publicación partidaria, una sección fija de la revista, que ya va por su edición número 14, se titula: "¿Por qué sos hincha de Excursionistas?". Allí, un simpatizante albiverde por quincena, responde ésta y otras peguntas.
Hay una nota en particular (no referida a Excursionistas), que escribí en junio y que sentí la necesidad de compartir también en este libro.  Se titula "Familia en Cuarentena". Y dice:
Desde hace unos cuantos años, no son pocas las personas que parapetadas en los medios de comunicación vierten opiniones contrarias a la familia tradicional: que tienden a desaparecer, que son anticuadas, que "el papá, la mamá y los hijos" ya no es una figura que se ajuste a los tiempos que corren, que los que defienden este modelo son arcaicos… Los etcéteras podrían comenzar, seguir y seguir.
Mediante estas apreciaciones, forman opinión. Este pensamiento avanza progresiva y colectivamente, y así, nuestra sociedad cada vez aparta e ignora con mayor fuerza a la que constituye su célula primaria. A una velocidad similar a la que va degradándose la familia, también lo hace la sociedad entera.
Alcanzaría con dedicarle una mirada a las noticias para ver cómo en nuestro país y en el mundo actúan la falta de amor al prójimo, el individualismo, la violencia. Alguien podría argumentar que eso nada tiene que ver con la desintegración de la familia tradicional. Personalmente, opino que sí, que todo empieza por casa.
En esta cuarentena viví como nunca antes -por todo lo que se ha extendido-, en el seno de una familia "a la antigua": papá, mamá e hijos. Confieso que le tuve cierto temor a una convivencia tan dilatada. Como en toda relación, podría haber roces, desgaste, peleas… La diferencia es que en cuarentena sería más complicado salir de casa "hasta se te vaya el malhumor".
Para mi propia sorpresa, quizás, la experiencia viene siendo muy buena. No es que no haya habido discusiones. Pero si las hubo, se solucionaron con una charla a tiempo, un pedido de disculpas, un beso, un abrazo. Asimismo, estando tanto juntos, creo que descubrí nuevos aspectos de los demás integrantes del grupo, y también de mí mismo.
La convivencia nos llevó a ser más compañeros, a abrirnos más, a unirnos ante la adversidad, a disfrutar las alegrías en conjunto, a superar mejor las tristezas, a encarar con optimismo los proyectos, a aprender a respetar los espacios del otro…
No me creo "el ser humano del hogar perfecto" ni mucho menos. Pero, una persona que viva esta experiencia de chico, ¿cómo actuará cuándo de grande le toque salir al mundo? En cambio, el que careció de valores siendo niño, ¿qué aporte le hará a la sociedad?
Esta reflexión no pretende ser una lección de moral ni mucho menos un hallazgo. Si digo que las bendiciones que trae la familia (tanto para padres como para hijos) son incuestionables, entiendo que no estoy diciendo nada novedoso.
Ya hace mucho tiempo, alguien había hecho esta recomendación: "Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará". La misma persona aconsejó a los más jóvenes así: "Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre".
Las frases fueron escritas hace unos tres mil años por alguien caracterizado por su inmensa sabiduría. Era Salomón, rey de Israel. Son los Proverbios 6:20 y 22:6 respectivamente, integrantes de las Sagradas Escrituras.

La pandemia y la cuarentena, a simple vista, no implican beneficio alguno. Sin embargo, cierto es que la adversidad, suele provocar el surgimiento de eventos positivos si uno se lo propone. En mi caso, de no ser por al aislamiento y la suspensión de otras actividades, difícilmente hubiera logrado escribir un libro como éste en menos de seis meses.

Un dato de color

En su camino por la temporada, Excursionistas se enfrentó a tres rivales dirigidos por técnicos que anteriormente habían pasado por el club.
En su quinto partido (correspondiente a la primera fecha, postergada en su momento) el debutante en la divisional, Real Pilar, llegó al Bajo Belgrano con Tomás Arrotea Molina en la conducción y varios ex CAE: Maraia, Ángel Rojas, Chamba y Schönfeld, que ingresó en el segundo tiempo. El encuentro lo ganó Excursionistas, aún dirigido por Manzini, por 2 a 1 (no hubo ley del Ex de parte de ningún antiguo placer albiverde).  
En la decismosegunda jornada, el que visitó Pampa y Miñones fue Guillermo De Lucca, al mando de Dock Sud. El Verde todavía era dirigido por Manzini, aunque el equipo ya estaba inmerso en una racha de derrotas de la que ya no saldría con este entrenador, quien en dos fechas más, dejaría la institución. En Dock Sud, que se impuso por 3 a 0, atajó Juan Arias Navarro, arquero de Excursionistas en el ascenso a la B y en el torneo siguiente.
La jornada siguiente a la derrota con el Docke, fue el turno de Midland, en Libertad, con Gustavo Cisneros a la cabeza, pero sin ex albiverdes. El triunfo se lo llevó el local por 1 a 0.
En la primera fecha del Clausura, Arrotea Molina seguía al frente de Real Pilar, y el cotejo, terminó en un empate en un tanto por bando en el estadio Municipal. En esta ocasión, sólo Schönfeld y Chambi actuaron para el elenco de Arrotea. Pilar llegó al empate en el cuarto minuto de descuento, a través de un gol en contra de Esteban.

Y una anécdota personal

Y se terminó el libro…  A lo largo de casi 300 páginas resumí mi vida y la de Excursionistas, en sus últimos 38 años. Ese ha sido el objetivo. Además, este libro es el intento por dejar un mensaje, que dice que el fútbol es hermoso, pero, dándole el lugar que merece. A un club se lo puede querer mucho, pero no puede ser la vida misma. Una derrota puede doler, pero no puede ser la muerte. Un hincha de otro cuadro puede ser un rival, pero no puede ser un enemigo. Allá por junio de este año, 2020, Marcos Tricárico tuvo la amabilidad de hacerme un reportaje para su programa Una Mirada Albiverde. Unos días más tarde, escribí esta nota en el sitio web Colegiales Info, con el título "Yo soy culpable", y este texto, que ojalá sirva como apropiado cierre del libro, y como documento para que a las palabras no se las lleve el viento:

Más allá de que hoy sean miembros de categorías distintas, Excursio y Defe encarnan a uno de los clásicos más identificados con el fútbol de ascenso. Desde hace treinta años y un poco más, la rivalidad de estos dos tradicionales equipos porteños se ha consustanciado con la violencia. En el más liviano de los casos, mensajes amenazantes en los muros e insultos a través de las redes sociales pintan actualmente el costado extrafutbolístico del clásico. En otras oportunidades, esto que a veces llamamos "folclore", ha pasado al terreno de la acción, si grupos violentos coincidían en calles, boliches o cualquier lugar, apto o no, para exteriorizar su furia. Llamativamente, en una cancha y por los puntos, los clubes casi no cruzaron desde 1972. En los últimos 48 años, apenas disputaron ocho partidos entre sí.
La Copa Amistad
Hasta principios de la década del 80, la relación era tan cordial, que las instituciones organizaban la Copa Amistad. Esta se jugó en dos ediciones, 1982 y 1983. La primera la ganó Defensores y la segunda Excursionistas. Los aficionados a un equipo, solían frecuentar el estadio de sus vecinos, y viceversa.
Los del Bajo Belgrano utilizaron unas cuantas veces el estadio rojinegro para ejercer su localía.
Los vínculos amistosos llegaron a ribetes que hoy podríamos rotular como insólitos. Para ilustrarlo, está el ejemplo del partido entre Excursionistas y Laferrere en Pampa y Miñones, donde el local usó en el primer tiempo un juego de camisetas prestadas por Defensores, para diferenciarse del verde y blanco de sus ocasionales oponentes. Esto sucedió en el verano del '87. ¿Y después?
¿Qué pasó?
En proximidades de la década del '90, el clima comenzó a caldearse. Difícil sería precisar hechos concretos, causas puntuales… Lo cierto es que el nivel de violencia con el que paulatinamente fue llenándose la sociedad entera, alcanzó al fútbol. Y por ende, también a sus hinchadas, que ya desde aquellos tiempos exhibían sus "fuerzas" a través de robos de banderas y combates en los estadios o sus inmediaciones. Hoy, que el público visitante ni siquiera está habilitado para concurrir, la violencia no solo no se ha detenido, sino que, por el contrario, se incrementó. Si grupos antagónicos ya no se topan en una cancha, no tienen reparos en hacerlo en cualquier otro ámbito. Y cuando no hay rivales con los cuales enfrentarse, la lucha también se da internamente. La prueba, es la gran cantidad de barras divididas en dos o más facciones, que dirimen sus cuestiones a balazos y cuchilladas, como sin fueran hinchadas afines a otros colores.
El cierre del ciclo amistoso               
Volviendo al clásico del Bajo, en septiembre de 1990, se midieron oficialmente luego de 19 años, tras el descenso de Defensores a Primera C. En ese momento el vínculo cordial ya estaba roto y las hinchadas pudieron poner en práctica sus agresiones verbales y físicas en el contexto de los encuentros por el campeonato. Poco después las contingencias deportivas nuevamente los separaron, aunque se amplió -o por lo menos se mantuvo inalterable- la enemistad que perdura hasta nuestros días.
Momento de autocrítica
El mes pasado, tuve el placer de que me hicieran una entrevista en el programa Una Mirada Albiverde, que se emite por Youtube. Sobre el final de la larga charla con su conductor y creador Marcos Tricarico, surgió un tema que no había sido planificado. ¿Por qué se rompió aquella amistad entre Defe y Excursio? ¿Se podrá hacer algo para reflotarla? Expresé mi deseo, desde mi lugar de comunicador, de aportar un humilde granito de arena para que sea así. Marcos estuvo de acuerdo en hacer lo mismo. Conté, además, que uno de mis mejores amigos es hincha y dirigente de Defe. Finalizado el reportaje, me quedé pensando. Las preguntas repiqueteaban en mi mente. ¿Acaso yo no soy culpable también? ¿Cómo puedo remediar mis equivocaciones?
Hace más de veinte años, junto con jóvenes colegas, estudiantes de una escuela de periodismo deportivo, fundamos la revista mensual Esto es El Ascenso. Desde mi función de redactor fui partidario de volcar en sus páginas, textos repletos de contenido violento: cánticos de barras, historias de enfrentamientos, correos de lectores plagados de amenazas, fotos de paredes grafiteadas…. En síntesis, apología de la violencia maquillada de sentimiento por el fútbol de ascenso. En aquel momento, si alguien me cuestionaba, pude haber contestado que la violencia era una realidad social, que lejos de fomentarla, sólo se estaba contando lo que sucedía, que era folclore, que se intentaba resaltar el ingenio popular o el amor por los colores, o cualquier otra excusa que me impidiera reconocer que en vez de rechazar el accionar de los violentos, se lo estaba divulgando. De haberme puesto serio, este argumento, por ahí, ni yo mismo me lo hubiera creído.
El transgresor
A esa edad, supongo, me veía como un trasgresor, publicando las polémicas actividades de las barras, mientras los medios de comunicación en general, las repudiaban. Más tarde apareció un programa de TV por cable, haciendo más o menos lo mismo, pero con imágenes, y hoy, con la proliferación de sitios de Internet y redes sociales, el medio está abarrotado de espacios similares.
Me pregunto si no habrá llegado la hora de hacer una autocrítica. ¿Demasiado tarde? Puede que sí, puede que no… Entiendo que ante esta realidad, ahora no transgrede aquel que fomenta el encono entre rivales, sino el que realiza un aporte concreto con la meta de restaurar los buenos vínculos. ¿Por qué no convertirse entonces en transgresor, pero en el sentido inverso?
Me propuse volver a aportar un granito de arena, pero para difundir el costado sano de una rivalidad. Empiezo por estas líneas y quizás continúe en este espacio o en otros, con más artículos, entrevistas, notas. El punto de partida es Excursionistas-Defensores, pero el objetivo es que la iniciativa trascienda las fronteras de la Comuna 13 y se replique en más barrios, más ciudades, más clásicos, más instituciones… Y con mas comunicadores como aliados y mensajeros, ya no del salvajismo, sino del respeto hacia el prójimo. Por más rivalidad que exista de por medio.

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