EL PREMIO MAYOR
El hijo del vecino (*) tenía claro que su pensamiento no encajaba en el modelo de nuestra sociedad. Esta sociedad se empeñaba en dejar a Dios de lado, mientras él trataba de cumplir con Sus instrucciones, porque sabía que habían sido dictadas por amor, y para beneficio de la gente que habita el mundo que Él creó.
Esto no le traía pocos problemas. A menudo, el hijo del vecino era visto como un “bicho raro”, un loco, un fanático. Es que en lugar de ir en el sentido de una sociedad corrupta y rebelde, aunque no siempre lo lograba, intentaba modificar su dirección. Sin embargo el hijo del vecino era consciente de que quiénes parecían dirigirse por la senda correcta, en realidad, sin darse cuenta, se aproximaban a un oscuro precipicio al que se arribaba dándole la espalda a Dios, que aún así, seguía llamando a las personas al arrepentimiento, para entregarles Su perdón.
En cambio, el sendero que según la perspectiva de la sociedad parecía el equivocado, era el que estaba transitando el “fanático” hijo del vecino. Ese era el camino que en realidad, había sido trazado por Su Creador. Tenía numerosos obstáculos, pero también, estaba repleto de promesas y bendiciones, tanto para el transcurso del recorrido, como para final del mismo.
Un sustento bíblico:
Sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Yeshúa (Jesús) El Mesías. Filipenses 3:14.
(*) El hijo del vecino podrías ser vos o yo. O cualquier hijo de vecino.
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